miércoles, 27 de abril de 2011

Barrendero en Microsoft

Un hombre que había perdido su trabajo y tras varios meses de búsqueda, atiende un aviso de Microsoft solicitando barrenderos. El gerente de personal le pregunta sus datos, lo hace barrer, lo felicita y le informa:
El puesto es suyo. Deme su correo electrónico y le enviaré el día y la hora que se tiene que presentar.


El tipo, desconcertado, contesta que no cuenta con correo electrónico. Entonces, el gerente le dice que lo lamenta mucho pero que si no tiene correo electrónico virtualmente no existe y que como no existe, no le pude dar el trabajo.

Desesperado y sin saber qué hacer, pues tan sólo cuenta con dos dólares en el bolsillo,
decide ir hasta el mercado más cercano y comprar un cajón de tomates de 10 Kg. Después, va casa por casa vendiendo a dólar la libra de tomates. En menos de 2 horas había duplicado el dinero. Repite la operación tres veces más, luego cena en un sitio por cinco, y se vuelve con quince dólares a su casa.

Se da cuenta que de esa forma puede sobrevivir y sale cada vez más temprano y vuelve más tarde, y así duplica, triplica y hasta cuadriplica el dinero en un solo día. Con bastante suerte de su lado, logra comprarse una camioneta que al año cambia por un camión y a los tres ya tiene una pequeña flota. Al cabo de cinco años, el buen hombre es dueño de una de las principales distribuidoras alimentarías del país. Entonces, recibe a un agente de seguros de vida y cuando la charla termina, el vendedor le pide su correo electrónico para enviarle la póliza. El sujeto contesta que no tiene correo electrónico, es más, ni siquiera una computadora.

Si usted no tiene correo electrónico y ha llegado a construir este imperio, no quiero imaginarme lo que sería si tuviera correo electrónico.

¡Sería barrendero de Microsoft!, contesta el buen hombre.


Moraleja 1: Internet no te soluciona la vida.
Moraleja 2: Si trabajas por tu cuenta y tienes suerte puedes ser millonario.
Moraleja 3: Si quieres ser barrendero de Microsoft debes tener correo electrónico.

Moraleja 4: A veces, hay que darle las gracias a quien te rechaza.

(El cuento es copiado de la web, las negritas son mias)

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